Cortar el enlace de Irán al Mediterráneo es el precio que vale la pena correr el riesgo.
BY JAMES P. RUBIN | JUNE 4, 2012
No hemos terminado con la posibilidad de un ataque israelí contra Irán. Teniendo en cuenta que la actual ronda de negociaciones con las grandes potencias del mundo no cambiará fundamentalmente el programa nuclear iraní, la cuestión de un ataque israelí contra las instalaciones nucleares de Irán es probable que vuelva al centro del escenario a finales de este año. Además de la terca diplomacia y las sanciones económicas, este es un paso importante que los Estados Unidos pueden tomar para cambiar los cálculos de Israel - ayudando a la gente de Siria en su lucha contra el régimen del presidente Bashar al-Assad.
El programa nuclear iraní y la guerra civil de Siria pueden parecer desconectados, pero en realidad están inextricablemente vinculados. El verdadero temor de Israel - la pérdida de su monopolio nuclear y por lo tanto la capacidad de utilizar sus fuerzas convencionales en el todo el Medio Oriente - es el factor no reconocido impulsor de la toma de decisiones hacia la República Islámica. Para los líderes israelíes, la verdadera amenaza de un Irán con armas nucleares no es la perspectiva de un líder loco iraní de lanzar un ataque nuclear no provocado contra Israel que llevaría a la aniquilación de ambos países. Es el hecho de que Irán no necesita ni siquiera probar un arma nuclear para socavar la influencia militar israelí en el Líbano y Siria. Sólo alcanzando el umbral nuclear podría envalentonar a los líderes iraníes para llamar a su representante en el Líbano, Hezbolá, para atacar a Israel, sabiendo que su adversario tendría que pensarlo bien antes de devolver el golpe.
Ahí es donde entra en juego Siria. Es la relación estratégica entre la República Islámica y el régimen de Assad lo que permite a Irán socavar la seguridad de Israel. Durante las tres décadas de hostilidad entre Irán e Israel, un enfrentamiento militar directo no ha ocurrido nunca - sino a través de Hezbolá, que se sustentados y entrenados por Irán a través de Siria, la República Islámica ha demostrado ser capaz de amenazar los intereses de seguridad israelíes.
El colapso del régimen de Assad rompería esta “peligrosa alianza”. El ministro de Defensa, Ehud Barak, sin duda el más importante en la toma de decisiones de Israel sobre esta cuestión, recientemente le dijo a Christiane Amanpour de CNN que la caída del régimen de Assad "será un duro golpe para el eje radical, un duro golpe a Irán .... Es la única manera de detener la avanzada influencia iraní en el mundo árabe... y se debilitará considerablemente tanto a Hezbolá en el Líbano a Hamas y la Yihad Islámica en Gaza. "
La rebelión en Siria ya ha durado más de un año. La oposición no va a desaparecer, y es claro que ni la presión diplomática, ni las sanciones económicas obligará a Assad a aceptar una solución negociada a la crisis. Con su vida, su familia, y el futuro de su clan en juego, sólo la amenaza o el uso de la fuerza va a cambiar la postura del presidente sirio. En ausencia de la intervención extranjera, entonces, la guerra civil en Siria sólo empeorará a medida que los radicales se apresuran a explotar el caos y el efecto indirecto que se intensifica en Jordania, Líbano y Turquía.
La Administración de EE.UU y el presidente Barack Obama han sido comprensiblemente cautos en participar en una operación aérea en Siria, similar a la campaña en Libia, por tres razones principales. A diferencia de las fuerzas de la oposición de Libia, los rebeldes sirios no están unificados y no controlan el territorio. La Liga Árabe no ha llamado a la intervención militar externa como lo hizo en Libia. Y los rusos, por mucho tiempo patrocinador del régimen de Assad, se oponen.
Libia fue un caso fácil. Al margen del encomiable resultado de salvar muchos miles de civiles libios del régimen de Muammar al-Gaddafi, que no tuvo consecuencias posteriores para la región. Siria es más difícil - el éxito tendría que ser un evento de transformación para el Medio Oriente - . No es sólo otro dictador despiadado sucumbiendo a la oposición popular masiva, sino que Irán ya no tendría un punto de apoyo en el Mediterráneo desde la cual amenazar a Israel y desestabilizar la región.
Una exitosa intervención en Siria requerirá un liderazgo importante diplomático y militar de los Estados Unidos. Washington debería comenzar por declarar que está dispuesto a trabajar con aliados regionales como Qatar, Arabia Saudita y Turquía para organizar, entrenar, los brazos rebeldes de las fuerzas sirias. El anuncio de tal decisión, por sí mismo, es probable que provoque deserciones importantes del ejército sirio. Luego, utilizando el territorio de Turquía y Jordania, posiblemente, los diplomáticos estadounidenses y funcionarios del Pentágono podrían comenzar a fortalecer y unificar a la oposición. Una vez que la oposición sepa que la real ayuda externa está en camino, posibilitará en el tiempo construir una dirección política coherente basada en la Siria del Consejo Nacional, así como un comando manejable y una estructura de control para el Ejército sirio libre, los cuales son ahora débiles y divididos. Esto será difícil y lleva mucho tiempo, pero debemos recordar que la guerra civil siria está destinada a durar años, ya sea que intervenga el mundo exterior o no.
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