Turquía, anteriormente el imperio otomano, desde 1299 hasta 1922 hizo de la opresión a los árabes una desgracia infinita que aún perdura y que hoy quiere reeditar.
Provocó la gran inmigración árabe a América, debido a la práctica de los “cabezas de turco”, frase conocida pero que encierra la historia y muerte de miles de adolescentes y hombres árabes enviados al frente de batalla por el ejército otomano, mientras los generales y oficiales miraban desde lejos.
Escapando de la guerra llegaron nuestros ancestros a la América naciente.
Turquía tiene hábitos parecidos a su aliado estratégico, el estado sionista, de la misma manera que los sionistas cometen genocidio con los árabes, Turquía lo ha hecho con los armenios, y produjo el éxodo de estos que fueron refugiados en países vecinos como Líbano y Siria.
Turquía es co-responsable de la partición del mundo árabe, con su alianza con Alemania, Austria e Italia en la primera guerra mundial y su posterior derrota, hizo posible el tratado Sykes-Picot entre Francia y Gran Bretaña – los vencedores de la 1° guerra – que particionaron el mundo árabe como se hace con una torta, repartiéndose los pedazos.
Así se perdió la Siria histórica “Bilad al Sham”, que comprendía Palestina, Siria, Líbano, parte de Egipto e Irak. Así se crearon nuevos estados títeres de los imperios en el Golfo Árabe, Arabia Saudí (el primer país con apellido) donde instalaron en el trono al Clan Saud, en desmedro de los descendientes de Muhammad (ByP) el clan Hashemí, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes, Omán, Bahreín, salvo Yemen que existe desde comienzos de la humanidad.
Y no solo eso, la derrota y decadencia del Imperio Otomano trajo la Nakba, la implantación de un estado racista como es el de “Israel” con el beneplácito de la corona británica, el éxodo de los palestinos, la usurpación de la tierra, el sufrimiento de los libaneses, el arrebatamiento del Golán, el oprobio para Egipto y la creación de Jordania.
Pero eso no impidió que Francia les regalase Iskandarum, perteneciente a Siria, que aún Damasco reclama.
Turquía ha sido la pesadilla de los árabes, y de los musulmanes, de la época dorada islámica a la decadencia de la mano de los turcos, todo ese daño quiere Turquía revivir.
Pero ya basta de historia, centrémonos en la actualidad, en la actualidad de esta Siria de hoy objetivo del Imperio neocon, de “Israel”, de la Otán y por supuesto… de Turquía.
La misma Turquía de antaño, la del fracaso permanente, fracaso de ser europea, fracaso de pertenecer a la Otán, fracaso de imperio de cartón en la época en que regía el Islam. ¿Qué pretende Turquía hoy, llevando la carga de un tratado de mutua defensa con “Israel”, aliado de la Otán, en definitiva enemigo del mundo árabe?
¿Que busca Turquía alimentando a los mercenarios que quieren desestabilizar Siria, financiándolos, entrenándolos y armándolos?
Turquía busca y quiere la gloria del pasado, a costa de los árabes como ha hecho históricamente, por eso hoy existe el peligro que comience una guerra directa con Siria, que no se sabe como puede terminar.
Turquía es rápida para responder con violencia a los kurdos, a Siria, al mismo tiempo que la provoca, que permite el paso de armas en las fronteras, Turquía es el instrumento ideal para socavar el mundo árabe e islámico desde afuera y adentro a la vez. Pero no es capaz de responder con la misma moneda su amigo “israelí” que masacró turcos en la flotilla de la libertad.
Turquía es un tumor maligno para el mundo árabe, un tumor traicionero, una enfermedad de la que el pueblo árabe se ha curado, pero lamentablemente ataca nuevamente para esta vez para matar definitivamente.
No pasarán, no podrán, tendrán que revivir otro fracaso
Redacción de Islam y Política
6-10-2012
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