por Ghaleb Kandil
SOCIOS | BEIRUT (LÍBANO) | 7 DE DICIEMBRE DE 2012
A pesar del apoyo de Occidente,
Al-Qaeda no podrá vencer al pueblo sirio
Siria y sus fuerzas armadas siguen resistiendo incansablemente a la guerra mundial desatada contra ese país. El Estado [sirio] se esfuerza por todos los medios en satisfacer las necesidades económicas necesarias para garantizar la resistencia y el ejército ha emprendido en varias provincias una serie de operaciones militares estratégicas para destruir las bases de los terroristas, que por decenas de miles se habían infiltrado desde Turquía durante las últimas semanas.
Las operaciones militares alcanzaron su principal objetivo al contrarrestar el plan del primer ministro turco Recep Tayyeb Erdogan, que consistía en el establecimiento de una zona-tapón de facto. Informaciones seguras indican que en Alepo sólo subsisten pequeños bolsones de grupos armados mientras que el ejército regular sirio controla la mayor parte de esa gran metrópolis del norte de Siria.
En Homs, la vida ha regresado prácticamente a la normalidad. Y en venganza los terroristas recurren a los atentados con coches-bomba, como el que dejó 15 muertos y decenas de heridos el pasado domingo [2 de diciembre de 2012]. La mayor parte de la provincia de Deir Ezzor, limítrofe con Irak, se halla también bajo control del ejército nacional sirio.
En Damasco y sus alrededores, el ejército ha emprendido una importante ofensiva contra los grupos terroristas que se aprestaban a lanzar un ataque en masa contra la capital. Informaciones militares indican que en las próximas semanas el Estado [sirio] retomará el control de las ciudades-cabecera de todas las provincias y en las regiones fronterizas. Completamente desorganizados, los grupos armados perderán la iniciativa y no podrán hacer más que desahogarse con atentados terroristas, asesinatos y actos de sabotaje. El Estado ya se prepara para ese escenario, pero su prioridad sigue siendo la reactivación del ciclo económico y el restablecimiento de la vida normal en toda Siria. Las zonas que aún se hallan bajo control de los rebeldes serán cercadas de manera que no puedan extenderse y representar un peligro estratégico.
Todos los informes demuestran que la principal fuerza de combate terrorista se compone de la organización al-Qaeda, de los movimientos salafistas-yihadistas y del brazo armado de la Hermandad Musulmana. Los grupos que se mueven fuera de esa nebulosa extremista se hallan dispersos y se parecen más a pandillas locales que a movimientos organizados y estructurados en el marco de una estrategia global. Son mayormente forajidos, malhechores y asaltantes de caminos. Los informes indican que los centros de operaciones existentes en Turquía, bajo la dirección de oficiales de la CIA, con la participación de grupos qataríes, sauditas, libaneses y libios, imparten órdenes directas a las unidades combatientes en Siria, les imponen objetivos y les proporcionan armas, explosivos, dinero y todo tipo de material.
En Siria se confirma la hipocresía occidental en lo tocante al terrorismo y al-Qaeda. Si se aplicaran en Siria los mismos criterios establecidos en las decenas de conferencias internacionales de «lucha contra el terrorismo» realizadas desde el 11 de septiembre de 2001, todos los que hoy financian y arman a los «rebeldes» en Siria tendrían que estar apoyando al Estado sirio en su lucha contra el terrorismo.
Y no se queda atrás la hipocresía de los supuestos defensores de la soberanía libanesa. Después de sus constantes advertencias de que el lobo estaba entre las ovejas, los hechos demuestran son ellos los lobos. Las revelaciones del diario libanés Al-Akhbar prueban la implicación directa del ex primer ministro Saad Hariri y de su principal lugarteniente, el diputado Okab Sakr, en el financiamiento y el tráfico de armas destinados a los terroristas [que operan en Siria] [1]. La emboscada tendida por el ejército sirio, que terminó con la muerte o la captura de unos 20 yihadistas libaneses que se dirigían a Tall Kalakh para «practicar la Yihad» contra el pueblo sirio, viene a completar ese cuadro.
El pueblo sirio está enfrentando una forma de terrorismo internacional respaldado por las «naciones civilizadas». Su derecho inalienable es defenderse por todos los medios para garantizar la protección de su país y la preservación de su identidad. Esa guerra, los mercenarios no tienen ninguna posibilidad de ganarla.
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