Por Robert Fisk *
No hay nada como una revolución árabe para mostrar la hipocresía de nuestros amigos. Especialmente si esa revolución es una de civilidad y humanismo e impulsada por una abrumadora exigencia para tener el tipo de democracia que disfrutamos en Europa y en Estados Unidos. Las indecisas tonterías musitadas por Obama y la Clinton durante estas últimas dos semanas son sólo parte del problema. De “estabilidad” a la “tormenta perfecta” hemos terminado con el presidencial “ahora-significa-ayer” y “transición ordenada”, que se traduce: nada de violencia mientras el ex general de la fuerza aérea Murabak es llevado a pastar para que el ex general de inteligencia Suleimán pueda hacerse cargo del régimen en nombre de Estados Unidos e Israel.
Fox News ya les dijo a sus televidentes en Estados Unidos que los Hermanos Musulmanes –uno de los grupos islámicos más “suaves” en Medio Oriente– están detrás de los valientes hombres y mujeres que se animaron a resistir a la policía de seguridad estatal, mientras calla la masa de “intelectuales” franceses: las comillas son esenciales para mandapartes como Bernard-Henri Levy que se ha convertido, según Le Monde,, en “la intelligentsia del silencio”.
Y todos sabemos por qué. Alain Finkelstein habla de su “admiración” por los demócratas, pero también de la necesidad de “vigilancia” –y esto es un punto bajo en cualquier “filósofo”– “porque hoy todos sabemos sobre todo, que no sabemos cuál va a ser el resultado”. Esta cita casi rumsfeldiana está dorada por las propias ridículas palabras de Lévy, “es esencial tener en cuenta la complejidad de la situación”. Curiosamente, eso es exactamente lo que los israelíes dicen cuando algún occidental insensato sugiere que Israel debería dejar de robar tierra árabe en Cisjordania para sus colonias.
En verdad, la propia reacción de Tel Aviv a los importantes eventos en Egipto –que éste puede no ser el momento para la democracia en Egipto (permitiendo así mantener el título de “la única democracia en Medio Oriente”)– ha sido tan inverosímil como contraproducente.
Israel estará mucho más seguro rodeado por verdaderas democracias que por despiadados dictadores y reyes autocráticos. Para su enorme crédito, el historiador francés Daniel Lindenberg dijo la verdad esta semana. “Debemos admitir la realidad: muchos intelectuales creen, en lo profundo, que el pueblo árabe es congénitamente atrasado.”
No hay nada nuevo en esto. Se aplica a nuestros sentimientos recónditos sobre todo el mundo musulmán. La canciller Angela Merkel de Alemania anuncia que el multiculturalismo no funciona, y un pretendiente a la familia real de Baviera me dijo, no hace tanto tiempo, que hay demasiados turcos en Alemania porque “no quieren ser parte de la sociedad alemana”. Sin embargo, cuando Turquía mismo –lo más cercano a la perfecta mezcla de islamismo y democracia que uno puede encontrar en Medio Oriente ahora mismo– pide unirse a la Unión Europea y compartir nuestra civilización occidental, buscamos desesperadamente cualquier remedio, no importa cuán racista sea, para evitar que sea miembro.
En otras palabras, queremos que sean como nosotros, siempre que se queden aparte. Y luego, cuando prueban que quieren ser como nosotros pero no quieren invadir Europa, hacemos lo que podemos para instalar otro general entrenado en Estados Unidos para que los gobierne. Así como Paul Wolfowitz reaccionó a la negativa del Parlamento turco a permitir que los tropas de Estados Unidos invadieran Irak desde el sur de Turquía preguntando si “los generales no tienen nada que decir sobre esto”, ahora estamos reducidos a escuchar mientras el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, pondera al ejército egipcio por su “restricción”, aparentemente no dándose cuenta de que es el pueblo de Egipto, los que proponen la democracia, los que deberían ser ponderados por su restricción y no violencia y no un montón de brigadieres.
De manera que cuando los árabes quieren dignidad y autorrespeto, cuando gritan por su propio futuro que Obama señaló en su famoso –ahora supongo que infame– discurso en El Cairo, les faltamos el respeto. En lugar de darle la bienvenida a sus exigencias democráticas, los tratamos como si fueran un desastre.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12. Traducción: Celita Doyhambéhère.
Las demandas de los pueblos deben de ser entendidas por la misma lógica de esos pueblos. Es el deber de quien muestra su opinión en tema tan importante, realizar el máximo esfuerzo en ese sentido, y sobre todo en sociedades como las de oriente medio, donde no sólo la hipocresía del poder occidental se realiza sobre las demagógicas posturas de liberación; sino que, y por sobre todo ( una cuestión de super-estructura se podría decir, tomando como prestado el concepto, pero sin pretender utilizar su marco de acción ideológico ), el poder opresivo del occidente materialista-imperialista da sus mejores esfuerzos en lo que refiere a la penetración ideológica cultural. Trabajo ( por llamarlo de alguna forma ) que viene dando sus resultados desde ya hace tiempo en la región, del cual como exponente reciente damos al lacayo Hosni Mubarak que mantuvo por 30 años un poder al servicio de israel y los estados unidos para ser la víbora venenosa de la región, picando con sus filosos dientes a la población palestina, cerrando reiteradas veces las fronteras egipcias colaborando de esta forma a incrementar el tormento que por el otro lado el ejército sionista asesino ejerce con bombas de uranio empobrecido. Como así también, llevar a la sociedad egipcia a un estado material espantoso donde como es costumbre en los educados por el neoliberalismo,las clases más bajas de la sociedad estan en situaciones paupérrimas.(sigue)
ResponderBorrarPor eso la idea de la integración de las sociedades de medio oriente a la llamada democracia es otro de los frentes donde el poder occidental también actúa y de forma bien presentada. Llevando a cabo un "uno-dos" como de forma popular se diría, haciendo no sólo el papel del político occidental demagógico que invita a los gobiernos a sumarse al espacio democratico, pidiendo la libertad para las personas y la atención del gobierno a las demandas populares (por ejemplo barack obama); dando por sentado que la democracia dentro del capitalismo es un sistema justo, sino que realizando tambien el papel de supuestos analistas políticos o intelectuales que de forma consciente o no (realice usted su esfuerzo por dilucidarlo) hacen tambien el llamado a la integración democrática pero de una forma más popular -se podria decir- no tan obvia, por ser personalidades poco conocidas. Invitación que pareciera de primera mas justa, más de tinte popular, hasta desenmascaran la propia farsa de sus políticos, pero que en si ofrecen lo mismo, que no es otra cosa que vaciar el real reclamo popular de la revolución como es el caso de Egipto, para reemplazarlo lentamente con todo lo que implica la ideología de la democracia capitalista occidental.
ResponderBorrarSe intenta llevar a una sociedad que desde sus bases populares manejan otra formación cultural a las ideas de consumo, deseos materiales que ellos no tienen por ser miembros de sociedades diferentes a las occidentales, manteniendo así el status quo en la sociedad , y sobre todo que la verdadera voz de los revolucionarios no sea oída. Porque si se realiza el trabajo de conocer las organizaciones de base en Medio Oriente, conoceremos ahí los reclamos populares más genuinos.
La magnitud del miedo sentido por israel y los estados unidos por los recientes conflictos en Medio Oriente es terrible. Que organizaciones como Hezbullah, Hamas o la poderosa revolución islamica de Irán, quienes son la vanguardia popular de los países de oriente y de los oprimidos en general ( por su neta base democrática-popular ) comiencen a jugar un papel político de peso en la región, los tiene realmente preocupados. Debemos realizar el mayor esfuerzo en preguntarnos si los mártires ofrecidos por el pueblo egipcio dieron lo más preciado de este mundo que es la vida, por la democracia como la entiende occidente o para que su pais sea uno mas de donde los poderes imperialistas roban sus riquezas mientras la sociedad sigue oprimida ya sea por la fuerza o por "la libertad de comprar, de entregarse a sus pasiones mas bajas". O si en realidad sus posturas son de otro tinte; conocer esas sociedades donde culturalmente se responde a otros conceptos, donde sobre la base mayoritaria de la población las personas se basan en las ideas de la fe y la lucha en el camino de Dios, donde todo lo propuesto por el sistema moderno es sólo la perdición de las personas y las sociedades, es el mejor ejemplo o forma de conocer y abordar los conflictos en la región, no de una forma occidental como desde mi humilde entender la generalidad lo realiza.
No nos olvidemos que el grito de rebelión más escuchado en las filmaciones de la revolución en Egipto es ALLAHU AKBAR (Dios es el más grande). Esto nos muestra por el contrario de las afirmaciones de los periodistas occidentales, que para estas sociedades y para los creyentes en general el islam es polìtica y nuestra política es el islam.