12/12/2007
El Pasado de Medio Oriente:
Autor: Alicia Benmergui
En los últimos años, o desde que se pueda recordar, el Medio Oriente tiene muy mala prensa. Todas las guerras, toda la violencia parecen ser el único tema que puebla los titulares de los diarios. Por esa razón gran parte de la gente ignora que allí se hunden las raíces de la civilización y de la Cultura Occidental.
Justamente a orillas del Eufrates, nació la escritura y con ella la historia. Numerosos conocimientos, el comercio y el comercio internacional, también tuvieron su origen en ese lugar, desde donde se extendieron hasta Occidente, lo mismo que muchos mitos y creencias. Allí, a orillas del Mar Mediterráneo, los fenicios crearon la escritura que luego adoptaron los griegos, del que deriva nuestro alfabeto.
Y allí también, a orillas del Mediterráneo, los judíos crearon el monoteísmo ético, la primera religión que creyó en un solo Dios que establece los mandatos morales que pasaron a formar parte del cristianismo primero y del Islam después.
El Islam es una religión nacida en el desierto, que se alimentó de tradiciones y aportes culturales de otros pueblos y religiones. Lanzada a la conquista de otras regiones, alcanza uno de sus momentos más notables con la dinastía abásida, la que luego de una guerra se impuso a los omeyas, destituyendo a Damasco como capital del mundo islámico y creando una nueva con la fundación de Bagdad.
Los hombres y los avances
Uno de sus reyes legendarios fue Harun Al Rashid, el de "Las Mil y una Noches", en ese momento la civilización islámica superaba con mucho a la primitiva Europa cristiana. Justamente unos textos medievales cuentan los obsequios que le envió el emperador Carlomagno al legendario califa, a través de su embajador, el judío Isaac, entre ellos una piel de oso. Isaac retornó cinco años después con lujosos y sorprendentes regalos, entre ellos un animal de aspecto asombroso: un elefante. A la muerte del califa, y luego de una guerra entre sus hijos, fue sucedido por al-Mamún. Este califa desarrolló una actividad notable en la recuperación de todo el saber contenido en la sabiduría griega y de la literatura palehvi e hindú. Numerosos traductores judíos colaboraron en esta tarea. Por ese tiempo existía una biblioteca llamada Casa de Sabiduría, cuyo bibliotecario Al-Jhawarizmi fue un matemático musulmán, nacido en Kharizm (actualmente Jiva, Uzbekistán) quien también cumplió funciones como astrónomo en el observatorio de Bagdad. Sus trabajos de álgebra, aritmética y tablas astronómicas adelantaron enormemente el pensamiento matemático de la época.
Mamum estimuló a los traductores para que indagaran en los tesoros de la sabiduría griega y también en la literatura palehvi, proveniente de Persia, depositaria e intermediaria entre la sabiduría de la India y el Mediterráneo.
Los traductores se inclinaban por obras de carácter científico, tradujeron la mayor parte de las obras auténticas o supuestas de Aristóteles, las de Hipócrates, Galeno, Euclides y Ptolomeo.
El más extraordinario aporte musulmán fue la introducción del 'cero' y los números arábigos dentro de las matemáticas, fueron los que permitieron establecer las operaciones llevadas a cabo con el álgebra. Al-Jhawarizmi no solo aportó al pensamiento occidental las primeras ecuaciones sino que hizo demostraciones geométricas de acuerdo a la teoría de Euclides.
Arabes y judíos
Los musulmanes llegan a la península ibérica en el año 711, la leyenda negra sobre los judíos afirma que los judíos sino llamaron a los musulmanes por lo menos les dieron la bienvenida. Tantos eran los sufrimientos que experimentaban a manos de los visigodos recientemente convertidos al cristianismo. En el año 929 Abderramán III, de la dinastía de los Omeyas establece el Califato de Córdoba con la independencia religiosa del califato abasida, de Bagdad. Los últimos años del califato de Córdoba hasta mediados del siglo XII constituyen el momento más elevado del judaísmo andaluz. Fue allí donde tuvo que abrevar la Europa cristiana en busca de los conocimientos de que disponía en abundancia la sociedad andaluza. Los judíos hablaban el árabe, la lengua indispensable para ascender socialmente y lo que les permitió acceder y traducir los documentos provenientes de la cultura grecolatina, también a los de Siria, Egipto y Persia.
Los estudios religiosos talmúdicos de los judíos andaluces se completaban con la medicina, la astronomía, las matemáticas y la filosofía. Habían traducido a Hipócrates y Galeno, Platón y Aristóteles, Euclides y Ptolomeo. El prestigio del judaísmo español se había difundido ya por toda Europa. Esa fue una época de hombres y sabios notables, como lo fueron Hasday Ben Shaprut, Dunash Ben Labrat, Samuel Ibn Nagrella, Ibn Gabirol, Ibn Paquda y numerosos otros.
Dos judíos conversos al cristianismo Juan Hispano y Moshé Sefardí, luego de la conversión Pedro Alfonso, hicieron un enorme aporte a la ciencia y a la cultura europeas, especialmente Alfonso, que escribió el tratado 'Di Clericalis' que fue básicamente un compendio de cuentos orientales e indúes que, traducidos del árabe al latín, son el origen de la mayor parte de los cuentos europeos que todos conocemos. Se instaló en la corte del rey Enrique I de Inglaterra, donde difundió conocimientos de medicina, de astronomía, además de introducir el astrolabio y el cuadrante que utilizaban los árabes.
Abraham Bar Hiyya, escribió libros de matemáticas, astronomía y filosofía, pero más importante aún que él fue Abraham Bar Ezra, de Tudela, que recorrió Europa enseñando exégesis bíblica, astronomía, filosofía, matemáticas, la mayoría de sus obras las escribió en hebreo o en latín.
Maimónides o Abu Imram Musa ben Maymun
Cuando en el siglo XII, Pedro El Venerable, el principal de la Orden de Cluny, llegó a Toledo escribió con profundo asombro que los judíos escribían en trapos, no sabía que eso era papel, en realidad habían traído de China el gran invento, el papel que sustituyó al pergamino. Y solo mencionaremos a la figura más notable del judaísmo, Maimónides que finalmente halló refugio en el Egipto de Saladino, cuando los judíos huyeron de Andalucía con la llegada de los intolerantes almohades y almorávides. Maimónides también fue venerado y respetado en el mundo musulmán que lo conoció por el nombre de Abu Imram Musa ben Maymun.
Europa es deudora de todo lo que esta civilización surgida en el sur de España le aportó científicamente. Gracias a todo lo que allí aprendieron, pudo comenzar a desarrollarse un saber del que carecían y que les dificultaba mucho la existencia. Los europeos de aquel tiempo carecían de conocimientos sobre la aritmética y la física elementales, de los que musulmanes y judíos dispusieron en abundancia, tanto que luego en el reino de Alfonso El Sabio, los traductores judíos tradujeron del árabe al latín todo el saber atesorado en los más de 100.000 libros existentes en Córdoba, la capital del califato andalusí.
Los cruzados
La más cruel fue la Guerra Santa emprendida por el cristianismo europeo que decidió apropiarse de los lugares santos de Jerusalem. Las Cruzadas fueron una guerra declarada por los cristianos europeos, contra los herejes que dejaron a su paso la muerte y la desgracia, especialmente en antiguos poblados judíos de Europa. Las crónicas musulmanas de la época cuentan cómo, a la llegada de los cruzados, Jerusalem se inundó de la sangre de los musulmanes y judíos, que aquellos asesinaron sin piedad.
Es importante saber estas cuestiones porque el paso de las Cruzadas marcó un cambio en las relaciones con los judíos, que padecieron aún en Europa actos de crueldad inauditos, lo mismo los musulmanes y los cristianos ortodoxos, en este último caso se produjo una división dentro del cristianismo que perdura hasta la actualidad y que no parece vaya a terminar.
Cuando los judíos fueron expulsados de la España católica, salvo en la Toscana y en Ferrara, el refugio más estable que los judíos expulsados hallaron fue en el Imperio Otomano, donde vivieron en mejores condiciones que en tierras cristianas, hasta la actualidad.
La historia de las relaciones de judíos y musulmanes es muy antigua, y en el transcurso del tiempo ellas variaron según los lugares y según las épocas en que tuvieron lugar. El requerimiento de la mayor parte de los Estados musulmanes en otras épocas era el pago de un impuesto especial para quienes fueran judíos y cristianos, en algunos casos el impuesto era muy alto.
También hubo épocas y lugares donde no se permitía la residencia de los considerados herejes en territorios del Islam. Sin embargo esto era una excepción y no la regla. En todo caso lo que no puede decirse es que judíos y musulmanes no han convivido pacífica y amistosamente, y que hay lugares donde continúan haciéndolo. La historia debe servirnos para evitar los estereotipos, no se puede hablar de odios ancestrales, es necesario ser muy cuidadoso con los prejuicios y con las definiciones apocalípticas.
Si una vez judíos y musulmanes pudieron vivir en paz y crear un centro de cultura y de ciencia como lo fue la España andaluza, es bueno creer que en algún momento puedan volver a estar en paz.
Sencillamente exquisito.Recordaré tu nombre,Alicia Benmergui.
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