El Islam fue señalado como enemigo N°1 de la humanidad a fines de los años '80 por Henry Kissinger, al caer la cortina de hierro de la ex URSS.
De allí en adelante comenzó una construcción negativa para demonizar el modo de vida de 1600 millones de personas alrededor del mundo.
Sea por la vía militar, que incluye invasiones como la de Irak en 2003, por la vía económica a través de embargos y sanciones, o bien creando y entrenando organizaciones terroristas, el Islam y los musulmanes sufren el flagelo del terrorismo, que no necesariamente debe ser clandestino sino que también puede estar vestido de uniforme regular.
Irán, Líbano, Siria, Egipto, Túnez, Argelia, Pakistán, Indonesia, etc. son algunos de los países islámicos que han sido víctimas del terror.
Luego podemos contabilizar las víctimas individuales, la mujer embarazada pateada por un neonazi en Alemania, otras víctimas en Suecia, en los Estados Unidos y así en varias partes del mundo, israel no cuenta porque es una práctica institucionalizada la de ejercer la tortura y el miedo contra la población palestina.
Este atentado en Nueva Zelanda confirma esa condena que impuso Kissinger en aquellos años que Estados Unidos necesitaba un nuevo enemigo a combatir.
Quieren confirmar, y no pueden, esa teoría falsaria por encargo que Samuel Hutington creó ex profeso, llamada la Guerra de las Civilizaciones.
No pueden porque los musulmanes no se prestan a la reacción esperada por occidente y si no reaccionan están impedidos de actuar a sus anchas.
Los musulmanes son gente de paz, porque el Islam es Paz.
Y predican con el ejemplo, ya que ningún país donde los musulmanes han adoptado para vivir, no se los puede acusar de absolutamente nada.
No se espera de nadie la solidaridad, esta debe surgir de manera espontánea por sentido humano simplemente.
Sin embargo no se siente la congoja del mundo ante esta atrocidad, pero si se tratara de otra etnia o comunidad religiosa, la voz de condena se hubiera escuchado muy alto.
Nos basta Allah como protector y custodia, aunque no se desprecia el acompañamiento de nuestros congéneres, muy al contrario, sería recibido con mucho agradecimiento.
De hecho el pueblo neocelandes ha dado un sano ejemplo de repudiar esa masacre y ha abrazado a los musulmanes reconociendolos como suyos.
Pero no así el resto del mundo, donde la xenofobia, el racismo y la supremacía, actitudes nefastas, se están expandiendo como virus en el aire.
Quizás el mundo piense que los musulmanes están acostumbrados a recibir sus muertos, tal vez crean que no les duele.
Pues se equivocan, nadie está acostumbrado a que asesinen a su gente, y el dolor es inmenso, tanto que hace mesar las barbas y los cabellos.
Pero la Fe puede más, la resignación llega y perdonar es mejor dice el Sagrado Corán.
Por último, el terrorismo no es cristiano, ni judío ni islámico. El terrorismo es político, no importa el disfraz que se ponga, siempre es el poder desquiciado el que lo fomenta y alienta.
Ya sabemos quienes manejan los hilos de estas marionetas... ¿Es necesario poner sus nombres?
Galeb Moussa Hamad
17-03-2019
De allí en adelante comenzó una construcción negativa para demonizar el modo de vida de 1600 millones de personas alrededor del mundo.
Sea por la vía militar, que incluye invasiones como la de Irak en 2003, por la vía económica a través de embargos y sanciones, o bien creando y entrenando organizaciones terroristas, el Islam y los musulmanes sufren el flagelo del terrorismo, que no necesariamente debe ser clandestino sino que también puede estar vestido de uniforme regular.
Irán, Líbano, Siria, Egipto, Túnez, Argelia, Pakistán, Indonesia, etc. son algunos de los países islámicos que han sido víctimas del terror.
Luego podemos contabilizar las víctimas individuales, la mujer embarazada pateada por un neonazi en Alemania, otras víctimas en Suecia, en los Estados Unidos y así en varias partes del mundo, israel no cuenta porque es una práctica institucionalizada la de ejercer la tortura y el miedo contra la población palestina.
Este atentado en Nueva Zelanda confirma esa condena que impuso Kissinger en aquellos años que Estados Unidos necesitaba un nuevo enemigo a combatir.
Quieren confirmar, y no pueden, esa teoría falsaria por encargo que Samuel Hutington creó ex profeso, llamada la Guerra de las Civilizaciones.
No pueden porque los musulmanes no se prestan a la reacción esperada por occidente y si no reaccionan están impedidos de actuar a sus anchas.
Los musulmanes son gente de paz, porque el Islam es Paz.
Y predican con el ejemplo, ya que ningún país donde los musulmanes han adoptado para vivir, no se los puede acusar de absolutamente nada.
No se espera de nadie la solidaridad, esta debe surgir de manera espontánea por sentido humano simplemente.
Sin embargo no se siente la congoja del mundo ante esta atrocidad, pero si se tratara de otra etnia o comunidad religiosa, la voz de condena se hubiera escuchado muy alto.
Nos basta Allah como protector y custodia, aunque no se desprecia el acompañamiento de nuestros congéneres, muy al contrario, sería recibido con mucho agradecimiento.
De hecho el pueblo neocelandes ha dado un sano ejemplo de repudiar esa masacre y ha abrazado a los musulmanes reconociendolos como suyos.
Pero no así el resto del mundo, donde la xenofobia, el racismo y la supremacía, actitudes nefastas, se están expandiendo como virus en el aire.
Quizás el mundo piense que los musulmanes están acostumbrados a recibir sus muertos, tal vez crean que no les duele.
Pues se equivocan, nadie está acostumbrado a que asesinen a su gente, y el dolor es inmenso, tanto que hace mesar las barbas y los cabellos.
Pero la Fe puede más, la resignación llega y perdonar es mejor dice el Sagrado Corán.
Por último, el terrorismo no es cristiano, ni judío ni islámico. El terrorismo es político, no importa el disfraz que se ponga, siempre es el poder desquiciado el que lo fomenta y alienta.
Ya sabemos quienes manejan los hilos de estas marionetas... ¿Es necesario poner sus nombres?
Galeb Moussa Hamad
17-03-2019
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