La nominada por el presidente estadounidense Barack Obama como próxima embajadora de EEUU en la ONU, Samantha Power, tuvo un mal inicio con el lobby sionista en 2002, cuando expresó en un video su apoyo a una intervención internacional en el conflicto israelo-palestino para impedir las atrocidades que se estaban comentiendo entonces. Cualquier intervención en el conflicto es, sin embargo, rechazada por Israel y los miembros del lobby sionista de EEUU como un anatema. Power se ha desdicho, no obstante, de aquellas declaraciones y ha mostrado una extrema postura pro-israelí desde entonces. Ella fue la persona escogida por Obama para tratar de convencer a los palestinos de que no buscaran el estatus de estado observador en la ONU el pasado año, dijeron varias fuentes a la publicación estadouniden...
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