Por Emilio MARIN
LA ARENA, LA PAMPA
Como en este país cualquiera que se atreva a criticar las políticas expansionistas del teocrático Estado de Israel y el genocidio que comete contra los palestinos, es acusado sistemáticamente de "antisemita", este cronista comienza por aclarar lo obvio. No es antisemita. Condena el Holocausto y los millones de crímenes cometidos por el nazismo contra la población judía de Alemania, con la aclaración de que los soviéticos, que liberaron a la humanidad del Tercer Reich, aportaron 25 millones de muertos. Punto y aparte.
El domingo 17 de mayo la embajada de Israel en Buenos Aires y la Organización Sionista Argentina (OSA) festejaban con los sectores de la colectividad que les son fieles, el aniversario número 61 de la creación del Estado de Israel. Cabe puntualizar que esa creación significó la apropiación de más de la mitad de la tierra palestina y la expulsión de sus habitantes, en un proceso de expansión que se combinó con matanzas de esos pobladores (Deir Yassim, en 1948) y continuó posteriormente con guerras, como en 1967 y 1973.
Un grupo de no más de quince militantes de izquierda fueron ingenuamente a repartir volantes críticos al sionismo a aquella concentración y fueron golpeados, corridos a patadas y reducidos por la guardia de seguridad del acto, donde bajo la cobertura de la OSA debe haber más de un agente del Mossad israelí.
Cinco militantes quedaron heridos y detenidos por la Policía Federal, bajo acusaciones tremendas que pueden terminar con un juicio y pedidos de cárcel por cuatro a doce años.
Los defensores de Daniel Gazit, embajador israelí en Buenos Aires, salieron a acusar a las víctimas de ser casi un grupo armado antisemita. Morales Solá lso describió así: "una horda de militantes antisemitas provocó enfrentamientos en el acto conmemorativo de la creación del Estado de Israel".
Esa deformación del matutino ruralista apuntó a conectar la supuesta "horda" con el gobierno K, por el hecho de que otros diez detenidos en un allanamiento posterior trabajan en una cooperativa textil del MTR que provee de guardapolvos al Ministerio de Desarrollo Social.
Para que la mentira adquiriera tamaño mayúsculo, esas plumas de la falsificación mediática intentaron "pegar" a Hugo Chávez con el supuesto accionar violento antiisraelí. Sólo pudieron mentar la mala relación que tiene el presidente venezolano con el lobby israelita en Caracas. Pero el argumento es tan falaz como inconsistente. Es que si fueran sospechosos por esa circunstancia, de los 192 países afiliados a la ONU al menos 150 podrían ser acusados ya que son críticos del considerado "portaaviones de EE UU en Medio Oriente".
La mayor parte de los detenidos sigue en esa condición, y el juez Claudio Bonadío no les ha concedido las excarcelaciones. Uno de los magistrados de la servilleta de Carlos Corach saca patente de juez justo siendo impiadoso con los débiles, acaso aguardando alguna condecoración del Departamento de Estado y el extremista gobierno de Benjamin Netanyahu y Avigdor Lieberman.
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