Túnez, Egipto, Yemen… y lo que vendrá…
Las revueltas en Túnez, Egipto y Yemen suponen una búsqueda de libertad y justicia de los pueblos con total legitimidad. Sin mencionar la palabra democracia, al menos en la forma que declama el imperialismo norteamericano querer imponer en la zona, estas protestas y búsqueda de cambio son saludables para los pueblos árabes.
La democracia como la entiende el imperialismo norteamericano no tiene lugar en los países árabes, hay muchos factores para que esto sea así, en principio la cultura de los pueblos de la región que siempre han tenido la necesidad de referenciarse en un líder, en un caudillo, una figura fuerte que conduzca al pueblo.
Otro de los factores es la estructura política anquilosada por tantos años de gobiernos autoritarios in eternum en el poder de los países que prohíben su funcionamiento.
De todas maneras hay razones para sospechar y he aquí la trampa, de la participación en las sombras de occidente en el aliento a las revueltas.
Por un lado nos debatimos entre la legitimidad del levantamiento de los pueblos y el producto de estos levantamientos a favor de nuevos gobiernos títeres del imperio con nueva ropa e ilusiones varias.
No podemos dejar de soslayar la experiencia que al hasta ahora gobierno egipcio aliado de Norteamérica está atravesando con el abandono al que lo está sometiendo su otrora protector. USA se ha manifestado a favor de las protestas como una “oportunidad” para Mubarak de hacer “reformas democráticas” y ampliar el espectro político del país, lo que traducido significa que ya no hay más apoyo irrestricto al dictador y un mensaje claro de que le han soltado la mano. Mubarak tiene que aprender la lección del peligro que representa ser aliado de los EE.UU y de Israel que con “pragmatismo” lo han dejado a su suerte.
En estos momentos se erige como la opción en Egipto para liderar la transición la figura de Mohammad El Baradei, el ex-jefe de la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) dependiente de la O.N.U, y todos ya sabemos quien dirige los hilos en esa organización “internacional”. De allí las sospechas de la mano imperialista donde se evidencian los hilos del nuevo títere.
El mismo ejemplo sirve para Jordania, los países del Golfo y del Magreb, que durante tanto tiempo han estado en posición de “observadores” respecto de la causa árabe en general y palestina en particular, obedientes a lo que diga el patrón occidental.
Solo Siria y parte de Líbano se han mantenido independientes, incólumes y activos en la defensa de la causa árabe, en realidad en Líbano hay que distinguir a la Resistencia y sus aliados del 8 de marzo en esta tarea, porque por lo que respecta al bloque del 14 de marzo liderado por el ex- Primer Ministro Saad Hariri, se inscribían en la misma lógica de sometimiento a los dictados de EE.UU y su malicioso TEL (Tribunal Especial para Líbano) creado con el objetivo de eliminar a la Resistencia Nacional Libanesa, obstáculo insalvable para las aspiraciones expansionistas de Israel, siempre latentes en la región.
No se abandona la esperanza que los pueblos árabes -como cualquier otro pueblo con intenciones de forjar su propio destino- tenga la inteligencia suficiente para liberarse definitivamente de las ataduras que impone el imperialismo y el sionismo y evite las trampas ocultas en su camino.
Innal Laha la iagaiuru ma bi qaumin hatta iugaiuru ma bi amfusihim
“Dios no cambia la condición de un pueblo sin que primero este se cambie a sí mismo”
De la Redacción de Islam y Política
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